¿Qué está en juego en las elecciones alemanas?
Alemania se enfrenta el próximo domingo a unas elecciones existenciales para el futuro del país, en el contexto de un importante avance de la ultraderecha, una economía que se encamina al tercer año de recesión y enormes retos geopolíticos que han provocado una situación de incertidumbre sin precedentes en las últimas décadas.
En base a los sondeos se da por descontado que el ganador será el candidato conservador, Friedrich Merz, pero necesitará un socio para poder gobernar.
Descartada la ultraderecha, segunda en las encuestas, debido al cordón sanitario, la estabilidad del país reside en la posibilidad de llegar a un compromiso con los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz o con los Verdes, de quienes separan a los conservadores algunas diferencias fundamentales.
Riesgo de bloqueo
«Lo que está en juego es más difícil de predecir que nunca, porque en el momento está muy poco claro quién formará el próximo Gobierno», dijo el experto Heiko Giebler, del Centro para Investigaciones Sociales de Berlín (WZB).
Se desconoce si tres partidos menores entrarán o no al Parlamento, lo que afectaría sustancialmente al reparto de escaños y, por ende, a si serán necesarios dos o tres partidos para la mayoría parlamentaria.
«Existe el riesgo de que tras las elecciones pase mucho, mucho tiempo hasta que se pueda formar un Gobierno y también se plantea la cuestión de si se podrá formar, y eso por supuesto nunca es bueno, porque debilita de forma extrema al país en sus decisiones políticas», apuntó el politólogo.
¿Se mantendrá el cordón sanitario?
Merz hasta ahora ha afirmado tajantemente que no cooperará con Alternativa para Alemania (AfD), pero muchos expertos creen que ya no se puede descartar que acabe por ceder si no halla otra opción de Gobierno y pacte con un partido que comparte gran parte de sus propuestas de endurecer la política migratoria y cerrar las fronteras.
Pero incluso si se mantiene el cordón sanitario, los sondeos pronostican que AfD, considerado en parte como de extrema derecha por las autoridades alemanas, obtendrá más del 20 % de los votos, duplicando su resultado de 2021.
Este auge rasante no sólo dificultará la formación de mayorías de centro en el Parlamento, sino que contribuirá a imponer la agenda de AfD al resto de partidos y supondrá un creciente desafío para la ya mermada confianza ciudadana en las instituciones y la economía.
Sin luz al final del túnel
El Gobierno alemán corrigió a la baja en enero sus previsiones y para 2025 espera solo un crecimiento del PIB del 0,3 %, tras dos años de recesión, pero es posible que incluso este pronóstico resulte demasiado halagüeño en vista de lo que Merz ha calificado de «desindustrialización» y que el país centroeuropeo se enfrente a un tercer año de contracción.
La mayor economía de Europa, muy dependiente de las exportaciones, se ve azotada por problemas estructurales y por las dificultades en la coyuntura global, a los que se suman ahora las amenazas arancelarias del presidente estadounidense, Donald Trump.
Las recetas del bloque conservador, por un lado, y de socialdemócratas y verdes, por el otro, son antagónicas: los primeros quieren bajar los impuestos y reducir los costes de las empresas para hacer de Alemania un emplazamiento más atractivo, y los segundos pretenden reformar el freno constitucional de la deuda para poder asumir créditos con los que financiar generosas inversiones públicas y subvenciones.
No obstante, según Giebler, hay voces conservadoras que han mostrado disposición a negociar tras las elecciones la asunción de más deuda si sus potenciales socios aceptan sus planes en materia migratoria.
Un papel mayor en Ucrania
Las elecciones se producen cuando Trump pretende poner fin a la guerra de Ucrania ejerciendo presión sobre Kiev con una retirada de la ayuda militar estadounidense, mientras la UE teme por el futuro de la relación transatlántica y de su propia seguridad, ante el vacío que previsiblemente dejará Washington.
En este contexto, hace falta un Gobierno en Berlín capaz de elaborar una «estrategia» para lidiar con Trump, señaló el politólogo.
Los conservadores, los socialdemócratas y Los Verdes son todos partidarios de mantener y aumentar el apoyo alemán a Kiev -cosa que la ultraderecha rechaza- y de realizar inversiones significativas en las Fuerzas Armadas.
Sin embargo, está por ver si eventualmente lograrán sobreponerse a las disputas sobre cómo financiar estas medidas y si un futuro Gobierno encabezado por Merz -conocido por estar a favor de suministrar misiles Taurus a Kiev- adoptaría una postura más determinada en este sentido a nivel europeo.