Los gazatíes «al borde de la supervivencia» tras dos meses de bloqueo israelí, dice Amnistía
Amnistía Internacional denunció este jueves, coincidiendo con los dos meses de bloqueo de la ayuda a la Franja de Gaza por parte de Israel, que el enclave palestino arrasado por las tropas israelíes es «un infierno de muerte y destrucción» en el que sus habitantes están «al borde de la supervivencia».
En un informe elaborado con entrevistas a 35 desplazados internos que buscaban refugio en Ciudad de Gaza, Amnistía describe un «panorama desolador de una población al borde de la supervivencia», en un territorio donde no entra comida, ni medicamentos ni combustible desde hace dos meses debido al bloqueo de Israel, que controla los accesos al enclave.
«Israel debe poner fin de inmediato a su devastador asedio sobre la Franja de Gaza ocupada, que constituye un acto genocida, una forma flagrante de castigo colectivo ilegal y el crimen de guerra de utilizar la hambruna de civiles como método de guerra», afirma Amnistía Internacional en su informe.
Según Erika Guevara Rosas, directora de Investigación y Políticas de Amnistía, «Israel ha convertido a Gaza, implacable y despiadadamente, en un infierno de muerte y destrucción».
Pescado y carne, prohibitivos
Amnistía explica que las zonas de exclusión de Gaza controladas por Israel abarcan casi el 70% de la Franja de Gaza, «obligando a la gente a abandonar lo que queda de las escasas fuentes de sustento y el acceso a los medios de vida para agricultores y pescadores».
«Las consecuencias son daños irreversibles para la población palestina. Los alimentos básicos, como el pescado y la carne, se han vuelto prohibitivamente caros, empujando a innumerables familias al hambre», afirma.
La grave escasez de alimentos se ve explotada, añade, «por individuos que acaparan o saquean los suministros y los venden a precios exorbitantes», y explica que «en medio de una grave crisis de liquidez, las comisiones por retirar dinero pueden alcanzar el 30%».
«La mayoría de los palestinos en Gaza ahora solo pueden recurrir a comedores comunitarios abarrotados, donde las personas desplazadas soportan largas esperas para obtener un sustento mínimo, a menudo tan solo una comida al día», dice el informe.
Agua del mar para beber
Y denuncia que durante el conflicto, y también durante la tregua de casi dos meses rota por Israel el pasado 18 de marzo, las autoridades locales de Gaza «no han tomado medidas significativas para detener dicha explotación y especulación».
«Su aparente indiferencia hacia la población civil ha llevado a cientos de manifestantes en Gaza, especialmente en Beit Lahia (norte), a salir a las calles en las últimas semanas exigiendo la caída de Hamás», recuerda sobre las protestas registradas.
Otro de los problemas de la franja es la escasez de agua, un mal «endémico» en Gaza que ahora «se ha vuelto crítico», hasta el punto de que algunos recurren al agua de mar para beber.
«Los daños en las infraestructuras y la escasez de combustible han limitado gravemente el acceso al agua potable. Los residentes de Beit Lahia dijeron que no tuvieron agua para uso doméstico durante cinco días consecutivos», describe Amnistía.
Además, la falta de gas para cocinar y la escasez e inasequibilidad de la leña obligan a la gente a quemar materiales peligrosos como desechos y nailon para cocinar y calentarse, lo que provoca enfermedades respiratorias generalizadas, especialmente entre las mujeres, que a menudo son quienes hacen fuego para cocinar, dice Amnistía.